Día Internacional de la Tierra

 En un mundo donde el mar se llena de plástico, las especies se encuentran al borde de la extinción, y las tierras se quiebran bajo el peso de la sequía, nos preguntamos: ¿qué nos queda? ¿Qué podemos hacer ante este llamado urgente de la Tierra?

En lugares donde nos cortan los árboles para construir edificios, donde el verde se transforma en concreto y acero, y nuestras amazonas arden, consumidas por el fuego de la codicia, donde gente con poder destruye la naturaleza sin miramientos, la Tierra empieza a dar sus respuestas en forma de terremotos, huracanes y fenómenos extremos. Sin embargo, el hombre, en su afán de control, sigue intentando manipular el clima con oro, creyendo que la riqueza material puede domar la furia de un planeta que ya no puede ser ignorado.

El 22 de abril, celebramos el Día Internacional de la Tierra, una fecha que nos invita a mirar más allá de la rutina diaria y recordar que nuestro hogar, el único que conocemos, está pidiendo ayuda. La Tierra, con su esplendor y fragilidad, ha sido testigo del paso de los siglos, pero hoy enfrenta una crisis sin precedentes, una crisis que hemos provocado con nuestras propias manos.

Este día es más que un recordatorio; es una oportunidad para reavivar nuestra conexión con la naturaleza, para reconocer que no somos dueños de la Tierra, sino sus custodios. Cada árbol que cae, cada río que se contamina, cada especie que desaparece, deja una marca en el alma del planeta, una huella que tarde o temprano afectará a todos los seres vivos que dependen de su equilibrio.

El Día Internacional de la Tierra nos llama a la acción, no con promesas vacías, sino con el compromiso de cambiar nuestra forma de vivir, de consumir, de pensar. Es el momento de reflexionar sobre nuestra huella, sobre lo que podemos hacer desde nuestro lugar para sanar lo que hemos herido. Desde pequeños gestos cotidianos hasta grandes movimientos globales, cada acción cuenta en esta danza entre el ser humano y la naturaleza.