Drogas: El falso refugio que se ha convertido en moda

 Drogas: El falso refugio que se ha convertido en moda




Vivimos en un mundo donde lo superficial pesa más que lo esencial, donde mostrar fortaleza importa más que sentirse bien. En ese escenario, las drogas se han convertido en una salida rápida, en un escape disfrazado de pertenencia. Hoy, el que no consume parece estar “afuera”, como si negarse a probar fuera sinónimo de debilidad o aburrimiento. Y así, sin darnos cuenta, hemos normalizado lo que destruye en silencio.


El consumo de drogas se presenta como algo inofensivo, como una forma de relajarse, divertirse o simplemente encajar. Pero detrás de esa fachada hay una realidad cruda: una necesidad desesperada de huir, de silenciar lo que duele, de escapar de una vida que muchas veces se siente demasiado pesada.


Según el Informe Mundial sobre Drogas 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), más de 300 millones de personas consumieron drogas en el último año. El dato más alarmante: el mayor aumento se da entre adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años. Una generación que busca respuestas, contención y sentido, pero muchas veces sólo encuentra ruido, presión y abandono.


Las drogas no resuelven, sólo postergan. Lo que parece alivio es apenas un paréntesis. Y cuando se apaga el efecto, el vacío es más grande que antes. Aparecen la ansiedad, la tristeza, la desconexión, y una dependencia que crece sin que nadie lo note.


La verdadera raíz del problema no es la sustancia, sino el dolor que la sostiene. El vacío que no se nombra, el trauma que no se atiende, el entorno que no contiene. Mientras sigamos mirando para otro lado, seguirá creciendo. Porque no se trata solo de drogas: se trata de salud mental, de vínculos, de educación emocional, de presencia.


¿Cómo salir de las drogas?


Salir no es fácil. No hay soluciones mágicas, pero sí caminos reales. El primer paso es reconocer que el consumo dejó de ser una salida y se convirtió en una carga. Luego, viene lo esencial: pedir ayuda.


Nadie se salva solo. Cada intento por levantarte, aunque duela, es una muestra de fuerza. Salir de las drogas es volver a conectar con vos mismo, con tu vida, con tu propósito. No se trata solo de dejar de consumir, sino de recuperar lo que parecía perdido: la paz, los sueños, las ganas.


No es un camino rápido ni sencillo, pero es posible.

 Y vale cada paso.





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